
Seis meses pasé por tierras tabaresas. Sin el calor de la familia, pasando casi toda la semana allí, o haciéndome 300 km diarios desde mi ciudad. La experiencia y la sierra de la Culebra merecieron la pena. También la ayuda de algunas personas como Lourdes, responsable de la biblioteca y de mostrar la magnífica iglesia de Santa María, a quien estaré eternamente agradecido.
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